LA ZORRA Y LAS UVAS
Adaptación de la fábula de Esopo
LA
ZORRA Y LAS UVAS
(Adaptación)
En
pleno verano, cuando las uvas ya mostraban sabrosos granos, estaba una zorra
tumbada bajo un árbol, echando un sueñecito.
Justo
cuando se despertó, sintió hambre y vio
las uvas maduras y le pareció un maravilloso bocado
que no debía dejar escapar.
Cuando
se incorporó, pudo observar que no iba a ser tarea fácil alcanzar las uvas,
pero no quiso rendirse tan pronto.
Comenzó
a saltar y a saltar, sin poder tocarlas. Decidió acercar algunas piedras para
elevarse, pero tampoco dio resultado.
Tanto
esfuerzo tenía a la zorra exhausta y, finalmente, decidió abandonar el racimo
de uvas, pues le parecía imposible alcanzarlo.
Cuando
ya se marchaba bastante frustrada por no haber conseguido sus uvas, vio a un
pajarito junto al árbol del que colgaba el racimo. La pequeña ave había
presenciado toda la escena. La zorra, al darse cuenta de que la habían visto
fracasar, se sintió avergonzada y quiso que el pájaro no pensase que ella no
podía conseguir todo lo que quisiera, así que dijo llena de orgullo:
– No es que no haya alcanzado las uvas, lo habría hecho si
merecieran la pena. Sin embargo, a medida que me he ido acercando, he podido
comprobar que las uvas no estaban maduras tal como pensaba. Yo tengo un paladar
demasiado fino como para tomar uvas que estén verdes.
Y así fue como la zorra se inventó una historia y se convenció a
sí misma de que las uvas no eran merecedoras de su finísimo paladar.
MORALEJA DE LA ZORRA Y LAS UVAS
·
Cuando quieras conseguir
algo, debes esforzarte al máximo.
·
Si no consigues lo que te has
propuesto, no pongas excusas. Acepta la derrota y la frustración. Inténtalo de
nuevo y no te rindas.
Un
día, una zorra hambrienta se acercó a una parra. De ella colgaban unos
apetitosos racimos de uvas, que hicieron que a la zorra se le hiciera la boca
agua.
-¡Qué
buenas deben de estar! Tengo que conseguir unas cuantas -pensó la zorra.
Dio
un salto. Volvió a saltar intentando alcanzar las uvas, pero no pudo llegar
hasta ellas. La parra estaba demasiado alta.
-¡Caray!
-exclamó.
De
nuevo volvió a tratar de alcanzar las uvas, y una vez más volvió a fallar.
Por
mucho que lo intentaba, no lograba alcanzar las uvas. Unas liebres y unas
ardillas, que estaban contemplando la escena escondidas entre los matorrales,
gritaron:
-¡No
va a comer uvas esa zorra antipática! -y se rieron de ella.
Cansada
de su inútil esfuerzo, la zorra se marchó muy enfadada, diciendo:
-Ya
no me apetecen estas uvas. Seguro que estarán verdes y ácidas.
Los animales del bosque se rieron de la zorra durante mucho rato.
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